El pulso de una ciudad

Siempre me he considerado privilegiado por poder viajar y conocer muchos lugares de este enorme país que es México. Pero además de viajar, he tenido la oportunidad de vivir diversas temporadas en ciudades de las cuales guardo gratos y bellos recuerdos.

En cada ciudad me he percatado de algo asombroso y que creo a veces pasa desapercibido para quienes habitan ahí. Cada ciudad tiene su propio ritmo de vida, su propia fuerza o impulso con el que día a día la gente que habita ahí se mueve.

Y es que las costumbres, los horarios y las actividades varían mucho de ciudad a ciudad, a pesar de ser ciudades vecinas o cercanas.

Una calle típica de Xalapa

Un ejemplo de ese pulso vital lo encontré en Xalapa Veracruz. Esta es una ciudad muy dinámica, pero muy cultural a la vez. Es una mezcla extraña, porque en las mañanas, Xalapa es todo movimiento, los niños a las escuelas, la gente a sus trabajos, los negocios abiertos. Pero por la tarde, después de las 6, la ciudad se transforma y entra en un ritmo pausado, tranquilo y hasta casi de tertulia. La gente se reune a tomar un café, a correr en los parques, o se da tiempo para ir a una galeria, museo o concierto de música de todo tipo.

De Xalapa puedo decir y contar muchas cosas, pero creo que una expresión resume lo que ocurre en esa ciudad; en Xalapa se respira buen aroma a café y cultura. Y esto, en mi opinión se refleja en su gente. Personas de buen humor, sin prisas, amable y que mantienen una ciudad, la mayoría de las veces, muy limpia.

Y como decía líneas arriba, parece increíble que ciudades aún cercanas, sean tan diferentes. Y esto aplica para Xalapa y el puerto de Veracruz, ciudades muy cercanas pero con ritmos y estilos de vida muy diferentes. Xalapeños y Jarochos tienen cada uno sus propios rasgos que los identifican. Pero del bello puerto de Veracruz hablaré en otra ocasión, por el momento es todo.